domingo, febrero 16, 2025
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Prueba Brixton Crossfire 125: cosmopolita, sí, pero con espíritu rebelde

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Brixton Crossfire 125
3.999 €
  • Cilindrada: 124 c.c.
  • Peso: 149 kg
  • Potencia: 13,4 CV
  • Tipo Carné: A1/B

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La moto que hemos tenido la suerte de probar estos días no es un modelo recién salido de fábrica o recién presentado, la Brixton Crossfire 125 lleva ya unos meses a la venta, aunque en las últimas semanas ha vuelto a la palestra casi con más ímpetu que en las semanas de su lanzamiento. Esto se debe a que ha sido galardonada con el premio Motor Awards 2023 a la mejor moto urbana del año.

 Esta pequeña neo-retro del octavo de litro se impuso sobre otros 12 modelos con los que competía y después de unos días disfrutando a sus mandos, no nos puede sorprender este resultado. Como hemos dicho antes, la Brixton Crossfire 125 es un modelo que se lanzó hace ya varios meses, pero antes incluso de su lanzamiento oficial la expectación por verla en vivo y en directo fue máxima. No porque esta moto fuera a traer alguna novedad nunca vista, sino por su estética tan rompedora y tan particular que la marca austriaca había dotado a su pequeña Crossfire.

Es sabido que en la última década uno de los segmentos que más ha crecido y, consecuentemente en los que más competencia hay, es precisamente en el de las 125. Hace años que la normativa cambió y permitió a los usuarios con el carnet B conducir motos de hasta 125 c.c. sin necesidad de tener que aprobar ningún examen ni asistir a la autoescuela. Fue ahí cuando el mercado vio una oportunidad gigante para los modelos de menor cilindrada que tenían en sus catálogos.

Equipamiento: 

Casco: Scorpion EXO-HX1 Carbon SE

Brixton Crossfire 125, premio a una estética única

Esta gran oportunidad se ha traducido en la entrada de una cantidad enorme de nuevos modelos y nuevas marcas en el sector de las motos del octavo de litro. Precisamente ahí es donde entró de lleno nuestra Brixton Crossfire 125, en una jungla masificada de oferta en la que es imprescindible poseer elementos diferenciadores para que la selva no te engulla.

Y desde mi más humilde opinión lo han conseguido con nota, no en vano el premio que han recibido hace pocas semanas que hemos mencionado al principio lo confirma. Además, el que tiene a esta neo-retro delante rápidamente se da cuenta de que no está ante una moto cualquiera, en cuanto a nivel estético se refiere. Ese es precisamente el punto fuerte de la Crossfire 125, su imagen, una estética tan diferente a todo lo que existe hoy en día en el mercado que como mínimo te giras y si puedes te detienes unos segundos a mirarla, es casi imposible no hacerlo.

Ese fue el recibimiento que yo le di al tenerla en la puerta de casa, apoyé el casco en el depósito y me alejé un par de metros para empezar a rodearla lentamente cual ave de presa y escudriñar cada detalle. Y ya os digo que son muchos los detalles que tiene, puede que a grandes rasgos lo que más llama la atención es la línea recta que dibuja el depósito de gasolina junto al sillín integrado, depósito que también destaca por las protuberancias laterales en forma de “X” que hacen honor a su nombre.

Pero sigues girando y los ojos se tienen que detener forzosamente en ambos juegos de faros, los cuales esconden más detalles que marcan la diferencia. En ambos encontramos el nombre de la marca en el centro de cada uno y en el frontal, además, encontramos una especie de brújula que rodea el contorno entero del faro. También encontramos el logo de Brixton en el colín de la moto, que es en realidad el asiento para el pasajero.

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Los pequeños detalles en su diseño son una de las señas de indentidad de la Brixton Crossfire 125

Asiento que una vez que te subes te sorprende por lo ancho del mismo, a simple vista la Brixton Crossfire 125 parece una moto pequeña, que lo es, pero engaña sobre todo en la anchura del asiento. Estas dimensiones están condicionadas porque el propio asiento acaba integrándose en el depósito, con lo que debe adquirir la anchura del mismo. Puede parecer un simple detalle estético, pero es mucho más que eso, esta anchura te obliga a arquear un poco más de la cuenta las piernas al sentarte y para mi 1,80 m de altura no supone ningún problema, pero para alguien que roce el 1,70 m, o esté por debajo, sí puede hacer que tarde algo más en acostumbrarse a la hora de detener la moto.

Una vez la arrancas, la posición de conducción se siente cómoda, precisamente por la anchura del sillín y por la anchura, también del manillar. La postura no llega a ser erguida del todo, pero para trayectos de distancias medias es más que solvente. Los mandos están bastante bien colocados y son perfectamente alcanzables cuando vas en marcha y ya te has hecho a sus posiciones. Aunque por encima de todo, cuando vas sentado en la Brixton Crossfire 125, destaca su pantalla del cuadro de manos. Una pantalla completamente digital redonda con una visibilidad perfecta en cualquier condición y en la que no tienes mucha información, pero tampoco se echa en falta más.

Como no puede ser de otra manera, al arrancarla el motor no es nada estridente, y cuando lo coges el tacto las salidas y los cambios de marcha son bastante suaves. El motor que monta es un pequeño monocilíndrico refrigerado por agua que entrega 13,4 CV sobre la rueda trasera. Potencia más que suficiente para disfrutar de esta Brixton tanto en ciudad como en pequeñas rutas por carreteras secundarias, siendo este último su hábitat natural sin duda.

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La Brixton Crossfire 125 es una moto urbana que se siente como pez en el agua en carreteras secundarias

Decimos esto porque al moverse por ciudad se nota lo que decíamos antes de que no es tan pequeña como pueda parecer en un principio y aunque no es una moto tosca, ni mucho menos, la agilidad tampoco es la mejor para callejear. A esto hay que sumarle que la configuración de la suspensión con la que llega de fábrica tampoco ayuda en este sentido. Esto se debe a que la configuración de su horquilla invertida y el monoamortiguador trasero tienen unos reglajes algo duros para la ciudad, de ahí que hayamos dicho que su hábitat natural son las carreteras secundarias.

Cuando dejas la ciudad atrás es cuando la Crossfire se siente más cómoda, deja de parecer tan pesada y las suspensiones empiezan a ser eficientes con sus reglajes. Todo fluye mucho más y el motor también se siente más cómodo. A pesar de ser una moto del octavo de litro y de tener sus limitaciones, la Brixton Crossfire 125 alcanza de manera solvente los 95-100 km/h, más que suficiente para circular de manera legal con ella. Además su respuesta es bastante ágil desde que tocamos el gas, aunque también es verdad que las 3 primeras marchas son cortas y es al meter cuarta cuando podemos estirar las revoluciones a gusto.

Para ir terminando con esta prueba hay que decir que tiene un peso en orden de marcha de 149 kg y que el depósito tiene una capacidad de 11 litros. Con una conducción relajada se consigue un consumo de entre 2,5 y 3 litros a los 100 km, con lo que con un depósito podemos llegar a los 350 km de autonomía.

En definitiva, la Brixton Crossfire 125 es una moto merecidamente galardonada, con una estética que sin duda marca la diferencia con su competencia y que es solvente para moverse en ciudad y más que solvente y divertida cuando rodamos por pequeñas vías. A lo que hay que sumarle su precio inicial de tan solo 3.999 €, otro elemento diferenciador respecto a muchas de sus competidoras. Es cierto que tenemos otras marcas con modelos algo más potentes y con acabados de mejor calidad, pero si queremos una moto asequible, con una buena relación calidad/precio y sobre todo diferente esta Brixton Crossfire 125 tiene que estar entre las candidatas sí o sí.

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